20 de mayo de 2013

La Cuyancúa


En las horas del anochecer, se oye, hacia el rumbo de la población de Izalco, en el departamento de Sonsonate, un graznido que sume en pánico a las familias de los barrios de ladinos e indígenas. Se trata de la Cuyancúa. Quienes la oyen se encomiendan a Dios, se ponen en actitud beatífica y, con los ojos cerrados, piensan en el terrible animal.

Cuando alguien de fuera de Izalco pregunta acerca de ese ser que origina tan terribles sonidos y espantos, las personas del lugar le dicen que la Cuyancúa es una enorme culebra que vive en los alrededores desde hace muchos años, tanto que los relatos de su existencia se remontan a los tiempos de los abuelos de los abuelos.

Algunas personas aseguran haber visto de frente el temido ofidio, lo cual produjo tal impacto que cayeron a la tierra, desmayados y privados del habla. Tiempo después, al salir del trance originado por el miedo, esos protagonistas de la leyenda viviente narrarían sus experiencias a sus familiares y amigos, en los que brindarían detalles de esa visión legendaria, de esa serpiente en que se funden el misterio y el espanto.

Algunas personas aseguran que la Cuyancúa hace que brote agua de la parte de tierra en donde escarbó para echarse. De allí mana un agua limpia y fresca, que puede beber sin ningún riesgo.

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